lunes, 21 de abril de 2014

La música callejera



   La música callejera



  



Vídeo: José Luis Martínez 


 Cuando hice esta canción (forma parte de una trilogía, pero ésa es otra historia), no podía imaginar que los músicos de la calle tendrían que pasar un examen para demostrar su talento.

 Uno de estos ¨ repeinaos ¨ que pertenece a la ¨ Real y Venerable Cofradía de la Santa Botella ¨, en una rueda de prensa, decía algo así como que a los artistas callejeros había que exigirles un mínimo de calidad artística. Semejante majadería sólo podía salir de semejante personaje.

He visto a un hombre destrozar una canción con una guitarra a la que le faltaban dos cuerdas, y por lo que escuché le sobraban las otras cuatro.
A este improvisado cantante no le hacían falta las dos cuerdas ni tener más talento, le hacía falta comer; pero, según el repeinao, no tendría que estar en la calle incordiando porque para eso están los miles de puestos de trabajo que el gobierno de su partido está creando, con unas condiciones laborales más que ventajosas para quien de verdad quiera trabajar.

He visto y oído cómo alguien liquidaba, finiquitaba, licuaba -porque hacía un calor supremo-, una y otra vez esa maravilla que es ¨ La Cumparsita. Lo hacía con un acordeón del que le sobraba toda la parte izquierda, ya tenía bastante el hombre con acertar con las teclas de la derecha. Y no sólo tenía ese inconveniente, tenía
también que abrir y cerrar el fuelle con el calor que hacía y con la
debilidad propia del que posiblemente comía lo justo. Estaba allí sin saber tocar, haciendo el paripé y aguantando la
mirada asesina de un camarero que ya lo había echado más de una vez; cosa por otro lado bastante lógica.


Si estás ocho horas yendo, viniendo y aguantando los caprichos de cada parroquiano, o lo que es lo mismo, haciendo kilómetros como un boomerang de a pie que lanzan desde la barra, y encima, oyes como asesinan de manera repetitiva a ¨ La Cumparsita ¨ y,
para colmo eres argentino, no es de extrañar que quieras matar al del ¨ acordeón-martillo ¨, por muy necesitado que esté.


Las aceras, las plazas, el metro, etcétera, están pobladas como nunca de personas que se buscan la vida de muchas maneras, y una de ellas es haciendo  música o destrozándola.
Todos hemos visto músicos y cantantes callejeros estupendos; algunos muy buenos, otros malísimos y otros que son meros intrusos que no ven otra salida y se agarran a lo primero que suena, a lo primero que se les cruza por el camino. Es simplemente una cuestión de necesidad básica.

El aura de romanticismo que aún envuelve a algunos músicos callejeros, poco a poco se va diluyendo en la misma proporción que se multiplican por las aceras. 
No es raro ver  una discusión por la posesión de una esquina, y mucho menos raro es el uso del amplificador. Esto último es tirar piedras sobre tu tejado, es la excusa perfecta (si es que la necesita), del ayuntamiento para decidir quién sí y quién no. 



Pero si para tocar en la calle hace falta un carné  que les dé legitimidad como músicos, primero, la Sra. Botella debería mostrar sus credenciales donde diga que su elección como alcaldesa goza de la legitimidad suficiente como para estar en ese puesto.
Y, aunque eso fuera posible -cosa que como todos sabemos no lo es-, cualquier persona que trate de buscarse la vida, ya sea tocando una botella de anís o un arpa de boca con un chupa-chup en mitad de la calle por unas monedas, tiene más derecho a
hacerlo antes, de que los miembros de toda la ¨ Real y Venerable
Cofradía de la Santa Botella ¨ en pleno, ocupen sus respectivas  poltronas.


Este vídeo ilustrativo y bonito lo hizo José Luis Martínez.
Su blog sobre la canción de autor es una maravilla.

Ésta es la dirección: 



http://alaorilladeunaguitarra.blogspot.com.es/














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